Desde el Modelo Parcuve entendemos que la psicopatología aparece cuando se produce una evitación emocional. Todo el sistema de la persona se moviliza para evitar esa emoción que no ha podido ser integrada por la experiencia. Algo que cada vez observo más es que generalmente en las personas LGTBIQA+ esta emoción es una de las más difíciles: la vergüenza
Una emoción somática
La vergüenza es la emoción que nos dice que está mal ser como soy, o que algo que he hecho es vergonzante. Como todas las emociones tiene una función adaptativa. En este caso, nos ayuda a regular nuestro comportamiento en sociedad. El problema viene cuando nos hacen sentir vergüenza por quiénes somos o nuestra orientación sexual.
Esto ocurre con muchas personas trans*, por ejemplo, que por el hecho de tener una identidad diferente a la que le asignaron al nacer, se enfrentan a muchas situaciones en su vida que les hacen aprender que ser quiénes son está mal. ¿Te suena? Aprenden que su identidad es vergonzante. Si todas las personas nacemos con una mochila a la que vamos añadiendo experiencias y aprendizajes, esta vergüenza la guardamos como una roca grande y pesada. ¡No hay espacio para mucho más!
Todo un espectro de vivencias
Las personas cuya orientación sexual se sale de la heterosexualidad, como las personas bisexuales o las asexuales, suelen vivir situaciones de discriminación e incomprensión en muchos ámbitos de la vida diaria. No solo en las escuelas y centros educativos, sino en las familias, trabajos o espacios públicos. Estas vivencias refuerzan la sensación de vergüenza y la idea de que de alguna manera se han buscado ese dolor, cuando está más que demostrado que no es algo que se pueda modificar a nuestro antojo.
¿Cómo le damos la vuelta?
Sin embargo cuando las personas LGTBI nacen en una familia que les acoge, les afirma, les ve y les quiere como son, esta vergüenza toma un lugar mucho menos grande, ya que la familia le dará un significado a esas experiencias a las que podrían enfrentarse.
Es lo que de alguna manera hacemos en terapia: conocer esa vergüenza, darle la vuelta, devolverla a quien pertenece y reconstruir el significado del yo.
Para esto pasamos y trabajamos con otros elementos del Modelo Parcuve: la rabia, la culpa, la soledad… para poder integrarlas en el sistema nervioso y poder tener una vivencia donde la vergüenza pueda estar presente pero no nos defina.