Me aproximo, me alejo. Trauma complejo y relación terapéutica

INTRODUCCIÓN

Si algo me ha resultado difícil a lo largo de estos 26 años que llevo como profesional ejerciendo la psicoterapia con niños, jóvenes y adultos ha sido la relación terapéutica con algunos de mis pacientes. Especialmente con las personas que han sido víctimas de malos tratos en su vida, a quienes otros seres humanos les han hecho daño, muchas veces causándoles verdaderos horrores. “No hay nada más dañino en la vida que un ser humano dañe física o psicológicamente a otro ser humano”, dice Barudy (2020) 

Cuando esto sucede, los pacientes no confían en nadie y se sienten inseguros, lo cual los lleva a desarrollar diferentes recursos para la supervivencia, defensas animales (Ogden y Fisher, 2016), que son interpretadas a los ojos de los demás como defectos de su carácter. Gracias a esas defensas pudieron sobrevivir en el contexto de vida en el que se desarrollaron; pero en la actualidad, sobre todo en una relación emocionalmente íntima como lo es una psicoterapia, cuando se les invita a entrar en conexión y a explorar su mundo interno (para ellos hacer una psicoterapia es como “adentrarse en un campo de minas de la mano de un desconocido” [Barudy y Dantagnan, 2014]), hay partes de su personalidad que desean apegarse al terapeuta pero otras están al acecho y desean alejarse porque desconfían.

 En dichas situaciones, los pacientes pueden reaccionar hostilmente, bloquearse o huir de la terapia. A lo cual suele contribuir el profesional, si no sabe cómo manejarse con el paciente en momentos en los que surja un conflicto en la relación terapéutica.

DEMASIADO DOLOROSO PARA SER CONTADO

Por ello, como dice Muller (2020), hemos de tener presente que las historias de los pacientes son demasiado dolorosas para ser contadas y expuestas. Los pacientes a veces no pueden abrirse tan rápido como los terapeutas desearíamos.

Por ello, antes de aplicar cualquier técnica, hemos de ser conscientes de que el paciente debe de sentir a su terapeuta como una base segura (Bowlby, 1989) y confiable que le permita sentir que será sentido (Siegel, 2007) y contenido. “Este profesional no me rechazará, ni agredirá ni abandonará” – debe de poder decirse con convicción un paciente. Y esto es algo que insume tiempo, paciencia y receptividad empática. Por ello, se pone mucho el énfasis en la técnica (mindfulness, caja de arena, EMDR, etc.) pero “antes de lanzarse a la terapia del trauma, antes de enfocarse en experiencias abrumadoras o en pérdidas dolorosas, antes de reflexionar sobre miedos, heridas y vulnerabilidades profundas, en resumen, antes de abrirse, los supervivientes del trauma deben experimentar una sensación de contención” (Muller, 2020)

ALGUNAS CLAVES PARA QUE LA RELACIÓN TERAPÉUTICA RESULTE REPARADORA

Una persona no se puede recuperar de un trauma no sintiéndose acompañado (sentido y contenido) por su terapeuta.

Los terapeutas que proporcionan a sus pacientes experiencias que contribuyen a la sanación del trauma y permiten el crecimiento y el avance terapéutico son capaces de comunicar, no mantienen una posición de autoridad, alientan a la participación, respetan el ritmo del paciente y nunca fuerzan, tienen capacidad empática y son conscientes de las reacciones de transferencia-contratransferencia, supervisando las sesiones. Además, no alientan la fantasía de rescate y son conscientes de sus limitaciones. Son capaces de manejar el conflicto con el paciente y transmitirle que los problemas que puedan surgir son normales en toda relación, mostrando su confianza en que sabrán resolverlos y preservar el vínculo terapéutico. 

BIBLIOGRAFÍA

Barudy, J. y Dantagnan, M. (2014). La trauma-terapia sistémica aplicada a los niños, niñas y adolescentes afectados por traumas. Un modelo basado en los buenos tratos y la promoción de la resiliencia. Powerpoint presentado en el marco del Diplomado en trauma terapia infantil sistémica. Bilbao: Documento no publicado.
Bowlby, J. (1989). Una base segura: aplicaciones clínicas de la teoría del apego.Barcelona: Paidós Ibérica.
Muller, R. (2020). El trauma y la lucha por abrirse. De la evitación a la recuperación y el crecimiento. Bilbao: Desclée de Brouwer.
J. Barudy (comunicación personal, 14 de enero de 2020).
Ogden, P. y Fisher, J. (2016). Psicoterapia sensorio-motriz. Intervenciones para el trauma y el apego. Bilbao: Desclée de Brouwer.
Siegel, D. (2007). La mente en desarrollo. Cómo interactúan las relaciones y el cerebro para modelar nuestro ser. Bilbao: Desclée de Brouwe

José Luis Gonzalo Marrodán

José Luis Gonzalo Marrodán

- Psicólogo especialista en psicología clínica
- Traumaterapeuta por el IFIV de Barcelona
- Clínico en terapia EMDR.
- Soy miembro de la Red Apega de profesionales
- Docente y coordinador del Postgrado en Traumaterapia infantil-sistémica de Barudy y Dantagnan en San Sebastián

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